EE.UU. corre hacia el abismo

El debate presidencial del martes 29 mostró la dureza del enfrentamiento entre dos visiones de país que parecen dispuestas a acudir a las armas para imponerse.

EE.UU. corre hacia el abismo

EE.UU. corre hacia el abismo

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Eduardo J. Vior

El debate presidencial del martes 29 mostró la dureza del enfrentamiento entre dos visiones de país que parecen dispuestas a acudir a las armas para imponerse.

Por Eduardo J. Vior

Desde la elección presidencial de 1860, que llevó a Abraham Lincoln a la Casa Blanca y a la Nación a la Guerra Civil, ésta es la primera contienda electoral en la que se dirimen visiones alternativas del país. Joseph “Joe” Biden, 78 años, aboga por el proyecto demócrata de los últimos 30 años: combinar el impulso al capital financiero especulativo concentrado con un goteo regulado que atenúe las desigualdades. Donald Trump, 74 años, por su parte, persiste en su ilusión de reconstruir el tronco manufacturero e industrial que hizo grande a Estados Unidos en los siglos pasados, pero se choca con la debilidad relativa de su patria y ha manejado la pandemia demasiado mal. Como carece de estrategia ganadora, se defiende atacando. Por eso es que las discusiones son tan acerbas. El debate del martes 29 fue sólo una muestra.

«Payaso», «poco inteligente», «mentiroso» fueron algunos de los epítetos que se cruzaron los dos candidatos en los momentos más tensos de una noche marcada por las constantes interrupciones de Trump a su rival y al moderador tanto como por la determinación de Biden de no mirar nunca a su contrincante, concentrarse en la cámara y no alzar la voz.

A lo largo de 90 minutos el candidato opositor repitió dos ideas centrales: «Trump no tiene un plan» y «No soy un izquierdista radical». El presidente, por su parte, asimiló a su rival con la izquierda demócrata y con la violencia desatada en las protestas antirracistas de los últimos meses. Además, acusó varias veces al hijo del candidato, Hunter Biden, de negocios corruptos en Ucrania y Rusia y de ser drogadicto. El debate en Cleveland, Ohio, fue moderado muy flojamente por el veterano periodista Chris Wallace, del conservador canal Fox.

La noche comenzó con uno de los temas más calientes del momento: la nominación de una candidata conservadora para la Corte Suprema a semanas de las elecciones. «Tenemos el Senado, tenemos la Casa Blanca y tenemos una excelente candidata. Los demócratas no dudarían en hacerlo, pero no tienen el Senado», aseguró Trump, para defender su decisión de nominar a la católica Amy Coney Barrett (48 años), jueza federal de apelaciones en Chicago, para cubrir en la Corte Suprema la vacante dejada por la muerte de Ruth Bader Ginsburg, fallecida de cáncer el pasado 18 de septiembre.

Si el Senado acoge su propuesta, el máximo tribunal tendría una mayoría de seis conservadores contra tres liberales. Dadas las urticantes cuestiones que ocupan la agenda del próximo tiempo (seguro público de salud, revisión del derecho al aborto, etc.), este predominio derechista reduciría fuertemente las libertades individuales y los derechos sociales. Todavía más ominosa es la perspectiva de que, electa la jueza aún antes de la elección, la mayoría prorrepublicana de la Corte ayude a Trump a su reelección, si el 3 de noviembre ninguno de los dos candidatos triunfa claramente.