Yamandú Orsi, candidato presidencial del Frente Amplio: “En Uruguay el Estado no es mala palabra”
Yamandú Orsi, candidato presidencial del Frente Amplio: “En Uruguay el Estado no es mala palabra”
- En la primera vuelta logró el 43,9% y en 21 días disputará el balotaje contra el oficialista Álvaro Delgado, del Partido Nacional.
- Habló con Clarín de Javier Milei, de Uruguay como ámbito para resolver conflictos en Latinoamérica y del peso sobrevaluado.
Yamandú Orsi, candidato a presdiente de Uruguay por el Frente Amplio. Foto: Reuters/Mariana Greif
Hace siete días Yamandú Orsi (57) fue el candidato presidencial más votado de Uruguay con el 43,9%. En tres semanas el ex profesor de historia que fue intendente de Canelones por el Frente Amplio (FA) los últimos diez años enfrentará en el balotaje al oficialista Álvaro Delgado (55), del Partido Nacional, que obtuvo el 26,7%.
Ante el llamado de Clarín, se define como un hombre de izquierda que sabe dar señales a la economía de mercado, y defensor del Estado. Reconoce que su país es caro y propone a Uruguay como un ámbito para definir conflictos de Latinoamérica.
Sus primeros viajes a la Argentina fueron para los festivales de Malambo en Laborde, Córdoba. Pero como profesor de historia en Canelones, en los '90 fue elegido por sus alumnos de la escuela para dos viajes a la Argentina.
Acompañó a los chicos a participar del programa "Feliz Domingo", para ganar un viaje de egresados. El curso llegó a participar hasta el final y Orsi todavía recuerda la libertad en los cortes para que los chicos se cruzaran de un lado a otro. "Era otra época", sostiene. Pero ganaron otro concurso. Fueron los que más chapitas de Pepsi juntaron y ganaron como premio cruzar a Buenos Aires para ver el recital de Michael Jackson. Orsi volvió a ser elegido como adulto responsable.
Ahora ganó la elección, pero deberá enfrentar al oficialismo en el balotaje. Es la cuarta elección consecutiva que gana, pero la más importante será el 24 de noviembre.
Yamandú Orsi el domingo en el que resultó el candidato presidencial más votado de Uruguay. Foto: Xinhua/Nicolás CelayaHabla de la relación que debería tener con Javier Milei. También remarca que ya nadie habla de tratados de libre comercio. Y cree que será otra campaña ya sin el plebiscito para estatizar las jubilaciones que propuso el ala izquierda del FA, a la que él se opuso, y que fue rechazado por una mayoría de uruguayos.
-Sin el plebiscito para estatizar las jubilaciones que dividió al Frente Amplio, ¿ahora la campaña es más fácil?
-Soy muy partidario de la democracia directa y los plebiscitos son una ventaja y es una buena herramienta. Pero no me parecen buenos cuando van de la mano de los procesos electorales. Cuando se entreveran con una campaña electoral se generan interferencias y confusiones. Ahora es un proceso lógico de simplificación de mensaje, es Yamandú Orsi-Álvaro Delgado. La confusión del número de lista, del partido, del sublema, ya no corre.
-¿A dónde apunta a sacar votos el Frente Amplio?
-De la población común. El ciudadano no se pone una camiseta y se la deja pegada a la piel. Para las elecciones nacionales en muchos departamentos del interior nos votan a nosotros. Hay cuatro o cinco departamentos en los que históricamente ganamos y miles de esos votantes en las elecciones municipales votan siempre a los blancos. Son las mismas personas pero el ciudadano desdobla. Siempre que hubo balotaje crecimos entre un 5% y un 8%, quiere decir que gente que no nos votó nos pasa a votar porque somos un solo partido. En cambio, mi contrincante debe fidelizar los votos que van en las alianzas (NdR: los partidos que forman la coalición gobernante sumaron un 47,5%). Gente que no votó Álvaro Delgado pero que votó a socios de la coalición. Unas 85.000 personas votaron a partidos menores y hubo una gran cantidad de votos en blanco que llevaban la papeleta de la Seguridad Social.
-En campaña se definió como "pragmático progresista", ¿cómo es eso?
Orsi y Delgado se enfrentarán en el balotaje en Uruguay.-Soy de izquierda, progresista, heredero del progresismo nacional. Y a su vez de la filosofía que se instaló en el Frente, que se nutre de mucha sensibilidad de izquierda, desde corrientes más ortodoxas a la socialdemocracia. Pero pasé por un tamiz de 20 años de gestión, 10 años como secretario general de mi departamento que tiene 30 municipios y 10 años como intendente. En el trabajo y en la acción sobre la realidad pura y dura con tu puntería, tenés que aprender a navegar haciendo el zigzag necesario para poder llegar a buen puerto. Eso implica estar muy atento a la coyuntura y saber que hay cosas que podés hacer y otras que no.
-Solo adelantó que Gabriel Oddone sería su ministro de Economía. Trabajó con las empresas más importantes. ¿Es una señal a los mercados?
-Sí. A dos lados. Por un lado, a ese mundo de los mercados que te mira con desconfianza, con un poco de reojo si sos progresista o de izquierda, y que espera señales siempre contundentes en cuanto a los temas de la estabilidad. Pero por otro lado, es un analista y una persona comprometida con la izquierda desde que era un joven militante. Tiene integrado en su concepto central la estabilidad de la mano de la protección social necesaria para que Uruguay siga haciendo lo que ha sido, que es una especie de excepción en el continente latinoamericano. Aquí nació la primera socialdemocracia del mundo cuando allá en 1911 el primer batllismo llevó adelante algunas reformas que eran impensada todavía en Europa. Somos conscientes de que Uruguay necesita crecer mucho, desarrollarse, pero a su vez necesita fortalecer esa cohesión que nos caracteriza. Por eso las diferencias o la desigualdad en Uruguay siempre se ha intentado amortiguar desde el Estado, el Estado en Uruguay no es mala palabra.
-En Montevideo se repite una frase: Uruguay es caro.
-Es caro. Hay problemas estructurales, el nuestro es un país chico, con poca población, y eso influye. Hay una vocación y una preocupación muy fuerte en todo el Uruguay, en todos los elencos políticos, en la matriz de protección social necesaria para seguir avanzando. Tú tienes mecanismos de transferencias y de cobertura que tienen sus costos. Cuando vino la pandemia en Uruguay automáticamente se disparó el seguro de paro, de desempleo. Y funcionó como un colchón brutal, o el Sistema Nacional Integrado de Salud donde el Estado tiene que ponerse. Tenés herramientas que funcionan y que tienen su costo, tenés que sostener todo un aparato con mucho menos cotizantes y eso te lo encarece. No hemos encontrado mecanismos que aseguren la competencia de verdad. Acá hay problemas de la competencia, fundamentalmente en productos importados. Los mecanismos de control y de regulación de la competencia son, por lo menos, muy débiles. Y el manejo macroeconómico es otro factor. La preocupación por la necesidad de contener la inflación se hizo a costa de un peso muy sobrevaluado.
Yamandú Orsi, del Frente Amplio, enfrentará en el balotaje al oficialista Álvaro Delgado, del Partido Nacional. Foto: AP/Natacha Pisarenko-¿Cómo se imagina la relación con Javier Milei?
-La más correcta que debe existir entre un presidente uruguayo y un presidente argentino. Cuando surgen como presidentes a partir del voto popular, creo que ahí no hay dos lecturas: tiene que ser la mejor. Hay que hacer todos los esfuerzos para tener una relación fluida, permanente, porque la historia nos ha demostrado que la afinidad ideológica poco tiene que ver con la articulación entre los Estados. Hay ejemplos de una afinidad bárbara entre los presidentes y sin embargo las relaciones estuvieron más complicadas que nunca. Me acuerdo, por ejemplo, el corte de los puentes (por el conflicto por las pasteras con Gualeguaychú).
-Uruguay siempre reclama por la apertura del Mercosur, ¿lo va a sostener?
-Sí. El mundo está muy cerrado, ya nadie habla de TLC (Tratado de Libre Comercio). Se terminó eso. Estamos en un mundo muy complicado, muy impredecible. Lo de las guerras nos está complicando mucho. Las regiones tienen que blindarse un poco, lo que no quiere decir cerrarse. Creo que tenemos que hacer al revés, salir a buscar mercado. Pensar que el Uruguay por el tamaño, la escala que tiene puede lograr grandes acuerdos, yo creo que es al revés. Uruguay debería aprovechar nuestra influencia y nuestro rol articulador en la región para poder lograr cosas grandes con regiones. Estamos muy expectantes todos de lo que pase con Europa, la Unión Europea y Mercosur. Yo he sido muy escéptico por las señales que siempre vienen de Francia fundamentalmente, la agricultura francesa se resiste mucho. Hay que buscar todo y seguir negociando con el que se descuide, como decía Pepe (Mujica). A su vez, las inequidades o los desequilibrios que en la propia región tenemos, sirvan también para que nos permitan, en el caso de Uruguay, de Paraguay, tener alguna alguna libertad o flexibilidad de articular producto a producto, país a país, con otros países que esperan mucho de nuestros productos. Hay quien le llama flexibilidad, otros les llaman interdependencia inteligente, me gustó ese término.
-¿Tiene alguna postura para la elección de Estados Unidos?
-No. Lo que el pueblo norteamericano decida. Sí que por favor las próximas sean menos virulentas, porque la adjetivación y la descalificación... Las campañas de Occidente están poniéndose durísimas. Ojalá el pueblo norteamericano resuelva y que las heridas cierren rápido porque no hay tiempo. La economía norteamericana no puede pasar lo que le ha pasado otras veces con elecciones que terminan sospechadas. Porque lo tomamos todo como referencia, un sistema que por supuesto tiene sus fallas pero la Constitución norteamericana fue guía para tantos tantos países de acá. Que sea lo mejor para el pueblo norteamericano y de paso para nosotros también porque influye mucho acá.
Yamandu Orsi fue intendente del departamento de Canelones los últimos 10 años. Foto: Mauricio Zina/Bloomberg-¿Cuál sería su primer viaje como presidente si gana?
-Argentina y Brasil. Desde el punto de vista gestual es lo que corresponde. Hay necesidad porque tenemos temas en común, pero además, lo primero es lo primero.
-¿Piensa ser un articulador entre Lula da Silva y Milei?
-El Uruguay puede ser un espacio de articulación, no sé si yo soy el articulador, me ofrezco, por supuesto, para atender puentes donde sea. Pero Uruguay está en condiciones por su dimensión, escala e historia, de ser el espacio de resolución de temas. No estoy planteando que seamos Bruselas, pero por qué no generar en América Latina también nuestros propios espacios de resolución de cosas. Porque cuando pasa algo y vos decís: "Bo, esto se resuelve en Nueva York, se resuelve en París. se resuelve en Bruselas". Me da como una bronca. ¿No somos capaces nosotros de tener nuestros propios ámbitos? Uruguay debería ofrecerse para tener acá ámbitos de resolución de temas.